El western, es uno de los primeros géneros en surgir y el primero en codificarse claramente. El western se constituye como el gran relato épico americano. Técnicamente es el género que narra la colonización del Oeste americano, por lo tanto nos habla de la historia y de su visión ideológica a partir de tres vertientes: la geográfica, la histórica y la mítica.
La primera hace referencia a las grandes rutas del relato de la expansión de los blancos del este hacia el oeste, como la ruta fundacional Lewis-Clark, el camino de Oregón, el camino de Santa Fé, la ruta de los mormones o la ruta de la fiebre del oro.
La expansión de los Estados Unidos hacia 1848
La vertiente histórica del western abraza desde la fiebre del oro hasta que las lineas de ferrocarril se unen -en Promonotory Point- con lo que quedan también unidas las dos costas del país. De 1890 en lo sucesivo se ambientan, los denominados westerns crepusculares o de finales de siglo. Estos western se ruedan a finales de los años sesenta y explican lo que pasa después de la colonización: lo que se recuerda al espectador es que la época del western se ha acabado, que ya se ha relatado todo sobre la co,lonización y el mito.
Camino Real y Camino de Santa Fé.
La dimensión épica del western se refiere a un hecho esencial: Estados Unidos vive en doscientos años un proceso equivalente al que vive Europa en trece siglos. En esta aceleración histórica, la conversión de un personaje en mito se puede dar en una sola generación: Daniel Boone y Buffalo Bill se convierten en mitos en vida. Este mito hace de un obrero rural -un cowboy- un héroe mítico: un centauro del desierto. El género hace una conversión de lo cotidiano en excepcional y de lo excepcional en casi milagroso.
Las fuentes de la que bebe el género viene directamente de las crónicas que escribían los periodistas del este, de los relatos literarios, de las fotografías: el western, que era una crónica de la realidad, se convierte en epopeya. El elemento central del western, desde esta dimensión mítica, es el enfrentamiento entre ley y orden, por un lado, y la libertad de espíritu, la utopía, por otro. De ahí deriva la riqueza del genero, de la nostalgia de la frontera.
Camino de Oregón
Una de las constantes del género, es el conflicto entre civilización y naturaleza. Para el western cuando la ciudad adquiere su forma definitiva deja de tener interés. Los elementos esenciales de la ciudad son el saloón, como metáfora de la vida: música, placer, muerte, negocios, compra y venta de objetos la cárcel: como escenario de la ley; el banco, como signo de la civilización: el paso del trueque al dinero; y el duelo en la calle como manifestación de las periódicas crisis del proceso civilizatorio.
La otra constante, la constituyen los personajes: el héroe, con frecuencia errante y que encarna valores individualistas, rabiosamente libre, puesto que no se siente bajo la ley de los hombres; el cowboy, héroe de los westerns, producidos entre 1918 y 1930 y, cuya función es la mitificación de una tarea rural muy ingrata; el forajido- outlaws-, figura mítica que puede adaptar matices positivos cuando se enfrenta a la corrupción; el sheriff, en el que cae la responsabilidad de encarnar la naturaleza de los cargos electos, héroe cuando se cuasa es justa, villano cuando sucumbe a la tentación de la corrupción; el indio, oponente por definición; la mujer, que ya sea esposa abnegada, prostituta o emprendedora colonizadora, responde a la proyección imaginaria de alguien que no se arruga ante las adversidades de la nueva vida que representa el oeste.
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